jueves, 14 de diciembre de 2017

Cuando alguien te toca el corazón, quizás ya es demasiado tarde para querer darte la vuelta, y demasiado pronto para pensar en las consecuencias que eso te acarreará.

Cuando alguien te toca el corazón, te hunde en el más hondo agujero, pintado de rosa y purpurina, y te lleva a un bonito castillo.

Cuando alguien te toca el corazón, comienzas a permitir más que nunca, ves flores detrás de vuestros pasos, y un gran y nítido futuro delante de vosotros.

Hasta ahí todo bien;
el problema viene cuando,ese tipo de persona con nombre de huracán,
llega un día y te toca el corazón tan fuerte que lo rompe.

En mil pedazos.

Y ya no puedes salir de ese hondo y bonito agujero.

Y comienzan las frases de "Va a volver, estoy seguro","me quiere,lose" o "estamos destinados el uno al otro, el tiempo dirá".

Y no.

El tiempo no dice nada, porque callando aporta todo.

Silencio.

Ruinas.

Una bonita caracola para oir el mar y, una ventana enorme para ver la luz. Esa luz que destella, pero que no puedes tocar.

Barreras, de tu propio corazón.

Murallas, que el viento no puede derribar.

Y ahí, en ese jodido punto, solo te queda esperar a alguien, que reconstruya tu escalera, que te rompa la ventana, y que te lleve a ver el mar.

                    Sin rozarte apenas el corazón.

martes, 12 de diciembre de 2017

Retorno.

Cuenta una vieja leyenda árabe, que dos amigos viajaban por el desierto y que en un determinado punto del viaje discutieron. Uno de estos amigos, tuvo el valor de pegarle una bofetada al otro, y ofendido, este último escribió en la arena: "Hoy, mi mejor amigo me ha pegado una bofetada."
Continuando su camino, encontraron un oasis donde decidieron bañarse. El que había sido abofeteado, en un despiste comenzó a ahogarse, siendo rescatado inmediatamente por su amigo.
Al recuperarse, tomo un rotulador y escribió en una piedra: "Hoy, mi mejor amigo me ha salvado la vida".
 Intrigado, el amigo le preguntó: "¿Por qué después de haberte pegado escribiste en la arena y ahora que te he salvado escribes en una piedra?"
Sonriendo, el otro amigo le respondió: "cuando un buen amigo nos ofende, debemos escribir en la arena donde el viento del olvido se encargue de borrar nuestra ofensa, pero cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde ningún viento pueda borrarlo."
Así, que yo no he sido capaz, queridos lectores, de borrar de la memoria del corazón viejos recuerdos que hoy día llegan a mi cabeza como si de un huracán se tratasen, y sigo sin poder (ni querer) encontrar otra forma de dejarlos escondidos que no sea escribiendo, aquí, para todos vosotros sin demora alguna.
Mi abuela siempre decía que, donde hubo tormenta una vez quemaron al fénix, pero que, como buen pájaro libre, cuando escampó el cielo resurgió de sus cenizas.-