martes, 12 de diciembre de 2017

Retorno.

Cuenta una vieja leyenda árabe, que dos amigos viajaban por el desierto y que en un determinado punto del viaje discutieron. Uno de estos amigos, tuvo el valor de pegarle una bofetada al otro, y ofendido, este último escribió en la arena: "Hoy, mi mejor amigo me ha pegado una bofetada."
Continuando su camino, encontraron un oasis donde decidieron bañarse. El que había sido abofeteado, en un despiste comenzó a ahogarse, siendo rescatado inmediatamente por su amigo.
Al recuperarse, tomo un rotulador y escribió en una piedra: "Hoy, mi mejor amigo me ha salvado la vida".
 Intrigado, el amigo le preguntó: "¿Por qué después de haberte pegado escribiste en la arena y ahora que te he salvado escribes en una piedra?"
Sonriendo, el otro amigo le respondió: "cuando un buen amigo nos ofende, debemos escribir en la arena donde el viento del olvido se encargue de borrar nuestra ofensa, pero cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde ningún viento pueda borrarlo."
Así, que yo no he sido capaz, queridos lectores, de borrar de la memoria del corazón viejos recuerdos que hoy día llegan a mi cabeza como si de un huracán se tratasen, y sigo sin poder (ni querer) encontrar otra forma de dejarlos escondidos que no sea escribiendo, aquí, para todos vosotros sin demora alguna.
Mi abuela siempre decía que, donde hubo tormenta una vez quemaron al fénix, pero que, como buen pájaro libre, cuando escampó el cielo resurgió de sus cenizas.-

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